- Estas manifestaciones, si bien tienen una connotación religiosa, también son expresiones culturales que no deberían ser interpretadas como una agresión contra sectores o comunidades religiosas
De acuerdo con Sergio Sánchez Vázquez, profesor investigador del Área Académica de Antropología e Historia de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), la tradición de los nacimientos o pesebres navideños en México fue un método de evangelización para las comunidades indígenas.
El docente Garza señaló a través de una entrevista que tras la caída de Tenochtitlan, las órdenes de franciscanos, agustinos y dominicos tuvieron como objetivo “salvar” a las y los indígenas de sus prácticas paganas, por lo cual, buscaron empatar sus festividades religiosas con las celebraciones de las comunidades originarias, sin embargo, estas trasladaron las características de sus deidades y cosmogonía a los nuevos dioses impuestos por España.
Debido a la barrera del lenguaje, las órdenes eclesiásticas buscaron alternativas más rápidas para la conquista espiritual, lo que las llevó a recurrir a las escenificaciones teatrales de los pasajes bíblicos, uno de ellos la implementación de juegos como romper la piñata, o la colocación de los pesebres para catequizar a la población de la Nueva España.
Sánchez Vázquez mencionó que las poblaciones indígenas crearon nuevas interpretaciones del nacimiento de Jesucristo, por ejemplo, la llegada de los Tres Reyes Magos, así también la representación de elementos autóctonos como nopales, magueyes, árboles frutales, pastores con vestiduras típicas dependiendo de la región, venados o guajolotes desproporcionados. Asimismo, se emplearon materiales originarios de las zonas, como el barro negro, las hojas de totomoxtle, cera, hueso, piedra y yute, entre otros.
“Son elementos que incorporan de su propia cultura a la tradición religiosa que viene de otro lado. Los indígenas siempre supieron amalgamar la tradición que ellos tenían con la religiosa impuesta”, recalcó.
El investigador del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (ICSHu) refirió que así es como se obtuvieron diversas visiones de este pasaje religioso, se pueden encontrar incluso personajes atípicos a la literatura católica, como las vendedoras de tortillas o antojitos, frutas, pan y leña, tlachiqueros, músicos con trompetas, guitarras e incluso acordeones.
Sergio Sánchez Vázquez destacó que los pesebres navideños en México siguen teniendo mucha presencia regional y con el paso del tiempo se han convertido en un atractivo turístico para las comunidades, así como en una competencia vecinal en ciertas localidades, en donde permiten que la creatividad explote. Un ejemplo de ello es el Concurso Nacional de Nacimientos Mexicanos que realiza la Secretaría de Cultura Federal, a través del Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (FONART).
El Investigador Garza aclaró que estas manifestaciones, si bien tienen una connotación religiosa, también son expresiones culturales que no deberían ser interpretadas como una agresión contra sectores laicos o de otras comunidades religiosas, como sucedió el año pasado con una controversia en el estado de Yucatán.
“De repente se cae en excesos, como el que poner un nacimiento signifique que estás agrediendo a quienes no comparten tu religión, pues no, porque es algo muy valioso que se reconozcan estas cuestiones que son más de contenido cultural que religioso”, sentenció el catedrático Garza, quien hizo un llamado al respeto mutuo, a encontrar formas de convivencia que permitan la diversidad, así como a mantener los modelos de vida, cultura, creencias y tradición de todas las personas.