El 1 de octubre entró en vigor el nuevo etiquetado de alimentos industriales y ultra procesados, con la intención de que el consumidor opte por opciones saludables y así, combatir la obesidad y las enfermedades crónico-degenerativas.
A partir de esa fecha, las empresas dedicadas a la fabricación de esos productos, tendrán dos meses para venderlos con la señalización anterior de las Guías Diarias de Alimentación, implementadas en 2014.
En un recorrido por algunas tiendas y supermercados, se detectó que en un buen porcentaje ya exhiben los productos con el nuevo etiquetado, y al consultar a ciudadanos la mayoría coincide en que éste sí ayudará a que la gente evite consumirlos.
Oswaldo Escorcia, propietario de una tienda de abarrotes, informó que desde hace unas semanas comenzaron a circular los productos con el nuevo etiquetado; sin embargo, reconoció que no ha visto una reducción en sus ventas, incluso opinó que posiblemente la gente ni se ha dado cuenta de esos sellos.
Cuatro ciudadanos más dijeron que es una buena medida, que sean más visibles las etiquetas del alto contenido de azucares, calorías, sodio y grasas saturadas en los productos, ya que así el consumidor se da cuenta que es dañino a la salud y tomará una decisión al respecto.
Gerardo Cruz, opinó que definitivamente se debe evitar el consumo porque todos esos alimentos son chatarra y hacen daño, pero cree que ese etiquetado no ayudará a reducir el consumo. “Hay en México la cultura de que lo prohibido, es lo mejor”.
El Laboratorio de Datos contra la Obesidad, consultó estudios que demuestran que la medida será lo suficientemente exitosa, solo si es acompañada de campañas educativas, impuestos especiales etiquetados a programas de prevención, fomento de actividades físicas y contención de ambientes obesogénicos