En la región, los trabajadores de las ferias comienzan a ver un mejor panorama para su economía ante la activación de fiestas patronales y carnavales en diferentes municipios, luego de que fueron suspendidos en marzo de 2020.
Han sido casi dos años de inactividad para los trabajadores de las ferias y juegos mecánicos, situación que los obligó a laborar en otro giros comerciales para llevar el sustento a sus familias.
Eliseo Aragón, representante de la Organización de Ferieros Unidos de Tulancingo y sus Alrededores, comentó que el reciente fin de semana estuvieron en la comunidad Santa Ana Hueytlalpan, donde aprovecharon los cierres de los carnavales, en los diferentes barrios.
“Ya comenzamos a ver la luz, hemos sido un sector muy castigado por la pandemia del Covid, de un momento a otro nos quedamos sin trabajo, al suspender todas las actividades, ya teníamos contratos en algunas poblaciones tanto de la región como otras partes del país”.
Agregó que algunos de sus compañeros tuvieron que dedicarse a otros giros comerciales, pero fue muy difícil. “Algunos colegas se enfermaron y no había trabajo ni dinero, también hubo fallecimientos y las familias quedaron desamparadas, nos cerraron las puertas en varios lados, pero aquí estamos sobreviviendo”.
La Arquidiócesis de Tulancingo, el 17 de marzo de 2020, anunció que todos los eventos religiosos serían suspendidos hasta nuevo aviso, por lo cual los ferieros se vieron afectados en su economía, al suspenderse todas las ferias patronales y fueron orillados a “botear” durante unas semanas en el crucero Acatlán, para poder subsistir.
Otros ferieros lograron conseguir un permiso provisional para instalarse en algunos puntos de la ciudad y vender churros, frituras, dulces y pan, entre otros productos.
“Han sido dos años de pesadilla. Ahora pedimos a las autoridades municipales que volteen los ojos hacia nosotros, que nos den la apertura de trabajar con los protocolos que establece la Secretaría de Salud”, concluyó